Las musas, las piérides

En el episodio anterior supimos del nacimiento de Apolo y sus primeras hazañas aun cuando era apenas un muchachito imberbe. Apolo era un hombre joven y guapo porque es el dios de la belleza masculina pero a pesar de su sexy porte fue muy desgraciado en algunos de sus amores y todo por insultar a Cupido, aunque también tuvo amantes masculinos. Eso sí, pese a lo anterior nunca dejó de estar acompañado de 9 bellas señoritas.

Apolo era el «conductor» de las Musas (Apolo Musageta) y director de su coro, por ello también era dios de la música y la poesía.

Las Musas son al mismo tiempo unidad y multiplicidad. Cada una tiene un patronazgo, algo que rige y domina, en otras palabras, su timai específica.

Ellas eran diosas inspiradoras de la música aunque también de los diferentes tipos de poesía, artes y ciencias. ¿De dónde nacen? Pues de sus papás: Zeus le echó el ojo a la titanesa Mnemosine, la memoria, y, para seducirla se transformó en pastor. El pastorcito estaba guapo y tiernito y de repente se encontró a solas con la titanesa en lo alto de una montaña en Pieria; así que tuvieron sexo 9 días sin parar.

En cuanto nacieron en el monte Parnaso las Musas, piérides (porque fueron concebidas ahí), van al Olimpo a cantar un coro delicioso. Desde entonces cantan los hechos de los dioses y los celebran aunque también en el funeral de Patroclo cantaron lamentos puesto que todo lo que cantan es para que no quede en el olvido, se conserve en la memoria.

Traen a la mente del poeta mortal los sucesos que relatará, así como otorgarle el don del canto y darle elegancia a lo que recita e incluso logran instruir en el arte profético, debido a su relación con Apolo, el dios profético de Delfos; como ocurrió con Aristeo (hijo de Apolo).

Sus nombres aluden a su propia timai: Calíope, Clío, Erato, Euterpe, Melpómene, Polimnia, Talía, Terpsícore y Urania.

Calíope, la de la bella voz, es la musa mayor, es la diosa de la elocuencia y poesía épica. Fue madre de Orfeo aunque se le atribuyen otros hijos más. En la imagen es aquella que sostiene un libro y una pluma para plasmar aquello que no debe ser olvidado.

Clío, la que ofrece gloria, es musa de la Historia y la epopeya. Se le atribuye la guitarra y en el dibujo es la guapa dama que sostiene un papiro en las manos.

Erato, la amorosa, es la diosa de la poesía lírica-amorosa. Lo suyo, lo suyo es la melcocha; siempre trae algo que recuerda al dios Eros, en el caso de la imagen es el arpa y el pajarito en el hombro.

Euterpe, la muy placentera, es musa de la música, de los instrumentos de viento, especialmente de la flauta, como el aulos que trae tocando en la ilustración. Tuvo un hijo llamado Reso.

Melpómene, la melodiosa, es una de las dos diosas encargadas del teatro. Canta la Tragedia por lo que trae la máscara trágica clásica o un puñal en la mano indicando el final funesto en las vidas que se representan la dramaturgia.

Polimnia, la de muchos himnos, es la musa de los cantos sagrados la poesía sacra, himnos y de la geometría. Por ende, es propia y mesurada como lo muestra la imagen en donde coloca dos de sus dedos en la boca para mostrar su prudencia.

Talía, la festiva, es la segunda diosa que evoca al teatro, en concreto, a la comedia y también se dedica a la poesía bucólica; o sea, de los cantos e historias placenteras y prosaicas por lo que alegremente sostiene la máscara teatral de la comedia.

Terpsícore, la que deleita en la danza, es la que aparece ondulante hacia el final del dibujo; es la musa del baile y poesía coral. Si tienen trauma infantil por la declamación, ¡reclámenle!

Urania, la celestial, es diosa dedicada a la astronomía, poesía didáctica y las ciencias exactas. A ella se consagran los científicos por lo que trae un orbe en la mano y un compás en la otra.

Las Musas tuvieron 2 importantes aventuras en las que fueron retadas o fungieron como jueces. La primera ocurre con las princesas de Tracia, las cuales son las nueve hijas del rey Píero, conocidas como las Piérides, quienes eran muy hábiles en el arte del canto y creían que para esto se pintaban solas.

Es decir, las princesitas estaban muy orgullosas de su talento y creían que nadie les llegaba a los talones así que desafiaron a las Musas. Para hacerlo atravesaron la Tesalia y parte de Grecia hasta llegar al monte Helicón para el reto en el que se disputaban más que el destierro, la defensa de la timai por parte de las Musas.

Las Musas todavía en buen plan aceptaron el reto y ambos coros eligieron a las ninfas del Parnaso como jueces. Las Piérides cantaron la gigantomaquía con versos monótonos y alabanzas exageradas mientras que la Musa Calíope, la elegida para responder el reto, hizo gloria, con un himno, del poder de los dioses y su magnanimidad y finalizó con la historia de Deméter y su hija.

Como era de esperar las ninfas fallaron a favor de las Musas pero las hijas de Píero protestaron y se atrevieron a agredir a las ganadoras. Las Musas ante tal agravio se indignaron y castigaron a las Piérides transformándolas en urracas, tornando así sus voces en graznidos.

Apolo también fue retado luego de que Atena inventara el aulos (flauta griega de sonidos agudos) que ella botó al notar que hacía caras graciosas al tocarlo. El retador era Marsias, un pastor o sátiro frigio que tocaba bien la flauta. Apolo aceptó haciendo gala de un solo de lira ante los jueces, que eran las Musas y el Rey Midas.

Lo mismo hizo Marsias con su aulos pero ante la falta de veredicto para los buenos músicos, Apolo retó a Marsias a tocar el instrumento al revés: él giró su lira y tocó una vez más con la mejor técnica y el mejor ritmo que pudo pero Marsias se dio cuenta que el aulos no podía tocarse de revés.

Ante esto las Musas declararon vencedor a Apolo pero Midas objetó pues creía que lo que hizo el dios era algo tramposo. Las Musas como mayoría, no cedieron así que Apolo castigó a Marsias por su soberbia y audacia al retar a un dios: le ató a un árbol y lo desolló vivo; su sangre originó al río Marsias. Y en cuanto al juez que no le cedió la victoria: Apolo le tocó la cabeza de Midas y sus orejas crecieron como las de un burro.

Las Musas eran diosas talentosas por lo que eran desafiadas pero también sabían reconocer el talento en otros por eso podían ser jueces. Asimismo, eran bondadosas pues ayudaron a grandes personajes para llevar a cabo bellas artes y hasta heredaron a sus hijos su talento, como a Orfeo.

Deja un comentario