El toro de Creta, séptimo trabajo

Heracles sometiendo al toroEn el episodio anterior, Heracles completó con éxito el sexto trabajo con las aves estinfálidas y evidenció la cobardía del rey Euristeo. Con el triunfo asegurado el héroe no se jacta sino que procura que no le vuelva a pasar lo de antes: completar una labor y la siguiente no. Nuevamente el rey de Micenas considera la mejor labor para asesinar a Heracles o que al menos pueda desacreditarla y emplea una ambigüación.

Euristeo ordena la captura del Toro de Creta. Entre estudiosos se dice que se refiere a aquel que raptó a Europa o al padre del Minotauro. Más probablemente se cree que es el padre del Minotauro, el cual es presente del dios Poseidón para legitimar a Minos como regidor de Creta.

En un principio, Minos deseaba suceder a Asterión por sobre sus hermanos Radamantis y Sarpedón por lo que recurrió al dios de las aguas. Incluso, para asegurar su trono derrocó y desterró a Radamantis, el actual esposo de Alcmena, madre de Heracles. Una vez que Poseidón hizo salir de los mares un toro blanco, los cretenses reconocieron como rey a Minos; empero, debía regresar el regalo.

El divino obsequio no sólo era blanco, enorme y fuerte sino que expulsaba fuego por sus narices por lo que no era difícil considerarlo único. Al quedar maravillado, Minos optó por quedarse con el toro albo, símbolo de su legítimo gobierno, y lo ocultó de los dioses entre su rebaño. En su lugar, el rey de Creta sacrificó a un toro ordinario esperando que Poseidón no se diera cuenta pero el dios sí se percató y se molestó. La ira divina se volvió una venganza zoofílica ya que hizo que Pasifae tuviera sexo con el toro albo que además era un semental.

y2pG54Q9vl1hu-iymJ_iEUE5LLSCvc5W6tsi4ohUVavCwCzPBaXq4ESrlobbs7EWDhPdrtXZ8xo_cWTNWWblBGRXMOeJnZe1bnSEsI7JLBwJXoDesde entonces, el toro corre por Creta, especialmente por la rivera del rio Tetris, desarraigando las siembras y derribando cada huerto. Por todos era conocida esa parte de la historia así que Heracles, cuando llega a Creta, se niega a recibir la ayuda de Minos para la cacería. Desconfía de la honestidad del rey pues es capaz de engañar a un dios, razón por la que su pueblo paga con creces pero eso es otra historia.

Sin embargo, en cuanto el héroe pisa la isla, se presenta con Minos no para pedirle ayuda sino su permiso para capturar al toro divino. Para apoderarse de éste sin ayuda de nadie, Heracles rastrea sus pisadas hasta los valles de Creta, lo halla y entabla una feroz lucha con él. El héroe mide su fuerza con el animal y así logra subir a su lomo, lo monta a pelo. Desde ahí lo conduce al mar.

El héroe montado a pelo sobre el toro blanco se sumerge en el mar Egeo y aunque el animal se resiste, ambos nadan hasta la misma Micenas. Con la tarea realizada, Heracles y el toro se presentan ante el rey Euristeo. De inmediato, él se embelesa en apreciar la belleza del animal. Por esa razón, el rey de Micenas lo ofrece a Hera pero ella lo rechaza porque redunda en la gloria de Heracles así que es puesto en libertad.

Otra vez suelto, el toro corre y trota por todos lados causando estragos. Primero en Esparta, luego, atraviesa la Argólide por Arcadia. De ahí sigue por el Istmo de Corinto a la ciudad de Maratón, donde finalmente Teseo, héroe ateniense, lo matará cerca de la urbe de Atenas. Después de que Heracles ha obtenido el regalo que hacía que Minos se legitimara como rey, dándose el poder de coronarse a sí mismo, el héroe recibirá el octavo trabajo, el cual incluirá una guerra y que lo reducirá a un delincuente, una escoria humana: un ladrón.

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